Wednesday, August 16, 2006

¿¿ JUSTICIA ??


ESCAPE LIBRE
Fallo fallado


La figura de Claudio Spiniak será recordada por su coprofagia y no por ser un pedófilo y abusador de menores. Coprofagia, bonita palabra. Comemierda, como dicen los venezolanos. Ahora la coprofagia la practicamos todos, los que tenemos que comernos este fallo.…





Rafael Cavada

La justicia ha fallado, claro que sí. Garrafalmente. Finalmente fueron cinco años y un día. Por abuso de cuatro menores. Ni violación, ni asociación ilícita, ni nada. Sólo abuso de cuatro menores que, además, eran niños de la calle. O sea, de segunda, sin dignidad, sin derechos, sin honra, sin defensa, sin sentimientos, carne de cañón, basura humana. ¡Si ni siquiera pagan impuestos! Porque si el delito lo hubiese cometido el papá de uno de esos niños, algún perdedor de pobla, un vago alcohólico, y si la víctima hubiese sido la hija de Claudio Spiniak, otro gallo cantaría. Pero los fallos no se comentan. No se comenta que el cura Jolo recibiera prácticamente la misma pena por dañar la honra de un senador de la república.

Conclusión lógica: la honra de una persona vale lo mismo que el abuso de cuatro niños de la calle. Mentir es igual a violentar adolescentes, a marcarlos de por vida, llevándolos a fiestas, dándoles drogas, abusando de ellos. Pero el tipo no era jefe de la organización, era un cliente. Y los cómplices, ¿cómo se llaman? ¿Socios tal vez? ¿Proveedores? ¿Intermediarios? ¿Subcontratistas? Entonces, los niños abusados serían ¿prestadores de servicios? Si esto sigue así, quizás Spiniak se haga merecedor a un premio en la próxima reunión de empresarios.

Estoy siendo exagerado. ¿O no? Claudio Spiniak fue condenado en base a una verdad jurídica. Pero la verdad jurídica –lo que se puede probar– no es igual a la verdad a secas. Porque lo que se pueda probar no es necesariamente igual a lo que se cometió. En rigor, cualquiera puede violar a una niña y luego matarla y esconder el cadáver por varios años.

Cuando lo encuentren no habrá forma de probar la violación. Pero eso no significa que la niña no haya sido violada. De la misma manera, acá se ha cumplido con la ley. Y la ley dice por ahí, en esa serie de legajos que sólo los iniciados conocen, que el abuso de menores sólo es igual a insultar la honra; algo un poco más grave que robarse un balón de gas. Por tanto, tenemos que la condena se ha hecho respecto de una verdad jurídica ciñéndose a lo que establece la ley.

Se ha cumplido con la ecuación verdad jurídica-ley-condena. De ahí a que se haya hecho justicia hay una distancia tan grande como de la Tierra al Sol. Pero claro, esto no es fruto de la casualidad, se debe a buenos abogados defensores. ¿Cómo definir a un buen abogado? ¿El que hace que su defendido no tenga una pena mayor ni menor que la que se merece? Suena lindo, pero es ingenuo.

Un buen abogado es el que logra que su defendido obtenga la menor pena posible, el que usa todo recurso, toda artimaña o ardid –como hubiese dicho Gloria Ana– para evitar que el sujeto que le paga permanezca un día más de lo necesario en prisión. Y sí, es cierto que todo el mundo tiene derecho a defensa. Y mucho me parece que mientras más dinero tiene, más derechos y mejor defensa.

Y no es que me molesten los mercenarios.

Siento una enorme fascinación por esos soldados de fortuna que arriendan su espada al mejor postor y son capaces de arriesgar la vida por una causa sin preguntar demasiado. ¿Cómo funcionará ese ser? ¿Cuáles son sus parámetros, sus lealtades, sus códigos de conducta? Pero cuando un mercenario me la vende de idealista, me rompe las pelotas. Y cuando el señor Luis Hermosilla, defensor de Claudio Spiniak, habla de justicia, no sé si reírme o llorar a gritos,

Probablemente poco de esto se recordará en algunos años. El dinero y el poder inducen la amnesia social. Quizás en doce años más, la figura de Claudio Spiniak será recordada por su coprofagia y no por ser un pedófilo y abusador de menores. Coprofagia, bonita palabra. Comemierda, como dicen los venezolanos. Claudio Spiniak, sus abogados y el fallo le han dado un nuevo sentido a la palabra.

Ahora la coprofagia la practicamos todos, los que tenemos que comernos este fallo y enfrentar sin ningún tipo de disculpa que en Chile, si se tiene el poder suficiente, si los delitos se cometen en el momento adecuado, si se puede pagar a un buen abogado, abusar de un niño es sólo un poco más grave que robarse un balón de gas. LND